jueves, 2 de octubre de 2008

DD HH

Los periodos de post guerra desde 1984 han sido importantes dentro de la comunidad internacional para pensar que existe una dignidad humana “natural” o más bien inherente a todos y cada uno de los seres humanos que pueblan el mundo. O como dice Ashby: “idea of human Rights is the view that human nature is knowable and all humans share the same human nature” (Ashby. 2006:232). Estas formas de pensarse como comunidad humana en un mismo sistema mundo han venido cambiando. Ashby considera que es un nuevo reto para los antropólogos pensar, por ejemplo, los Derechos Humanos a partir de septiembre 11 del año 2001.
Con los Derechos Humanos aparece una nueva dinámica de la globalización en donde se piensa el mundo de una manera diferente. Los discursos de algunas instituciones supranacionales van a permear en todo el mundo un discurso legítimo para establecer unos requerimientos mínimos, que debe tener todo ser humano para que se les respe su integridad. En esta medida los Derechos Humanos son una nueva tecnología cultural para comprometer a los Estados Nación a que garanticen la integridad de sus ciudadanos.
Una de las críticas que se le hacen a los Derechos Humanos es que se tienden a naturalizar, como si fueran un derecho de nacimiento para cada ser humano y que no relativizan las culturas o que descontextualizan sus prácticas particulares. Sin embargo son herramientas legales muy útiles para evitar que las personas sean víctimas de genocidio, esclavitud, tortura, discriminación racial, discriminación contra la mujer, derechos del niño, tolerancia religiosa y de las minorías, por mencionar los casos que nombra Aynton. Y en su postura de que “human rights are intended for everyone, in every culture” yo estoy totalmente de acuerdo, pues el reconocimiento de la diversidad cultural no se puede volver un permiso para violar los Derechos Humanos, debido a que los derechos humanos no imponen un estándar cultural sino más bien un estándar legal con una mínima protección necesaria sobre la dignidad humana (Aynton. 2007).
La pregunta que se hace Aynton sobre “How can universal human Rights exist in a culturally diverse World?” se supera, desde mi punto de vista, al reconocer que el acuerdo de que hay diferencias, de que sean reconocidas y de que se les otorguen unos derechos particulares, es un acuerdo que forma parte de una agenda global universal. Es parte de esos Derechos Humanos universales en donde se vuelve importante respetar las diferencias culturales pero hasta cierto punto, evitando transgredir la dignidad de las personas. Pues, parafraseando a Aynton los Derechos Humanos también protegen y facilitan la diversidad y la integridad. La diversidad cultural no puede salirse de unos mínimos reconocidos para todo el mundo sin distinción de ningún tipo.
Por otro lado no es posible pensar la diferencia fuera de un contexto, que al nombrarlo se está legitimando como parte del mismo (Laclau) en esta medida el discurso de la diversidad se vuelve una serpiente que se muerde la cola al significarse dentro de un contexto del cual se busca separar.
Además, los Derechos Humanos buscan regular los diferentes particularismos en lucha con prácticas universales, es decir, citando a Laclau “como las reivindicaciones de los distintos grupos estarán en muchos casos en conflicto entre sí, tendremos que apelar¬ –a menos que postulemos una armonía preestablecida- a ciertos principios generales que regulen esos conflictos” (Laclau. 1996:54).

Para terminar mi argumento, considero que las reivindicaciones de las minorías se formulan en términos de la diferencia, pero también exigen principios universales, que estas minorías consideran, debería compartir con el resto de la comunidad. Es decir, igualmente las minorías exigen derechos, pues en un mundo globalizado los individuos pertenecientes a grupos minoritarios también se conciben como ciudadanos. En conclusión y de acuerdo con Aynton los Derechos Humanos son una ganancia para la comunidad internacional.











Ashby, Richard 2006 “Human rights, Cultural Relativism, and the cold War” En: A companion to the anthropology of politics. Ed. David Nungent and Joan Vincent. Londos Blacwell.

-Ainton-Shenker, Diana 2007 The challenge of Human Right and cultural diversity. United Nation. Background Note.

-BoaVentura de Sousa 1999. Cosmopolitismo y derechos Humanos. En: La globalización del derecho. Los nuevos caminos de la regulación y la emancipación. Universidad Nacional de Colombia. ILSA. Pp. 176-206.

Laclau, Ernesto (1996) “Universalismo, particularismo y la cuestión de la identidad” En: Emancipación y diferencia. Buenos Aires: Ariel.


Zunil Lozano

1 comentario:

Antroposjuridica dijo...

Creo que tanto Zunil como Diana Ayton-Shenker reconocen que los DDHH se basan en una idea fija de lo que es la “naturaleza humana”, la cual traería consigo unos derechos fundamentales. La autora dice que éstos no deben ser cuestionados (en palabras de ella, están “beyond question”) y Zuni dice que si bien se les cuestiona por suponer una naturalización, “son herramientas legales muy útiles”. Entonces, a mi parecer, la primera no cuestiona dicha naturalización y la segunda sí, pero lo justifica ahí mismo por su utilidad. De este modo, creo que ambas evitan tener que enfrentar que el valor del individuo -sólo por ser humano- es en sí una construcción histórica, y no necesariamente compartida por todos (no es un “acuerdo global”), un punto que tanto Andrea como los otros dos autores demuestran, y que está en el fondo de este debate.
Igual creo que es muy difícil tomar una posición radical (en lo que estoy de acuerdo con Andrés). Si uno reconoce entonces que el valor intrínseco del individuo debe ser cuestionado, somos sujetos de una sociedad en particular y no nos es posible (o no me es posible) concebir el mundo y el actuar fuera de este pensamiento liberal.
Para terminar quisiera llamar la atención a un aporte de Boaventura de Soussa a este debate: la sola pregunta por la universalidad de los derechos humanos (suponer que podrían ser universales) es en sí una pregunta relativa, occidental. Dice entonces que el debate entre universalismo y relativismo es en sí falso y debe ser superado, buscando defender más bien el cosmopolitismo.

Denise